Mientras los rescatistas seguían sacando a unos pocos afortunados con vida de
entre los escombros, seis días después de que un par de terremotos devastara
el sureste de Turquía y el norte de Siria, las autoridades turcas detuvieron o
emitieron órdenes de arresto contra unas 130 personas supuestamente
implicadas en la construcción de edificios que se derrumbaron y sepultaron a
sus ocupantes.
La cifra de muertos por los sismos del lunes llegaba el domingo por la mañana
a 33,185 personas, con más de 92.600 heridos, y había certeza de que seguiría
subiendo conforme se encontraran más cadáveres.
La desesperación impulsaba también la indignación hacia la lentitud de los
esfuerzos de rescate, y la atención se centraba en quién era responsable por no
preparar mejor a la gente en una región propensa a los terremotos. El sismo
golpeó también una zona de Siria que llevaba años sufriendo por la guerra
civil.
Aunque sobre el papel Turquía tiene normas de construcción que cumplen los
estándares actuales de ingeniería contra terremotos, estos protocolos no suelen
aplicarse, lo que explica por qué miles de edificios se derrumbaron hacia un
lado o de arriba abajo sobre sus residentes.
El ministro de Justicia de Turquía Bekir Bozdag indicó el domingo que 131
personas están siendo investigadas por posible responsabilidad en la
construcción de los edificios, reportó la agencia de noticias Anadolu. Añadió
que tres han sido arrestadas para su juicio, siete fueron detenidas y a otras
siete se le prohibió salir del país.
Bozdag ha prometido castigar a todos los responsables y la fiscalía ha
empezado a tomar muestras de materiales empleados en las construcciones
para utilizarlas como pruebas. Aunque los terremotos fueron fuertes, víctimas,
expertos y gente en toda Turquía culpaban a la mala construcción de haber
multiplicado la devastación.